Cataluña. España. ¿Qué más dará? En los últimos meses hemos visto un crecimiento exponencial de un fuerte nacionalismo catalán. Gente saliendo a la calle pidiendo la independencia enarbolando esteladas. Paralelamente, ha crecido en cierto sector de la sociedad española (algo escorado a la derecha) un nacionalismo español. Gente saliendo a la calle con gritos en contra de esa independencia y, sí, enarbolando banderas españolas. Consecuentemente, esto ha dado lugar a imágenes bastante lamentables. Las de ciertos políticos haciendo acopios de banderas de uno y otro "bando" y haciéndolas propias. Haciendo uso de ese sentimiento nacional para su propio beneficio.

El problema de este país no es, por tanto, cuestión de separatistas o integristas. El problema de este país son los nacionalismos que llevan a posturas extremistas. Son los políticos que se cubren de grandes banderas mientras defraudan a hacienda y nos recortan nuestros derechos. Abran los ojos, y dense cuenta. No importa la bandera, el idioma o la cultura. Este país es la gente, no los políticos corruptos y maquiavélicos que juegan con los patriotismos a su antojo. Como bien ilustró la revista satírica Mongolia, no importan las banderas. Importa la gente.