martes, 14 de junio de 2016

Feminismo en perspectiva #3: Religión y Heteropatriarcado

Ayer, Alberto Garzón escribió en Twitter acerca de las víctimas de Orlando. El mensaje fue el siguiente:




A priori no parece ningún mensaje descabellado. La homofobia de la sociedad, llevada a extremos, había provocado dicha matanza. Sin embargo, ante el desconcierto de algunos se me ocurrió comentar el tweet explicando a que se refería Garzón. Error. A lo largo de 12 horas estuve recibiendo "contraargumentos", insultos e incluso las amenazas de algún fascista del Hogar Social de Madrid. Una vez recuperado del estupor y la indignaciones iniciales, he decidido escribir este post para aclarar el concepto, ya que los 140 caracteres se quedaron cortos.

Basta con buscar en Wikipedia para entender el concepto de Heteropatriarcado, aunque a algunos (como al señor Carlos Herrera, que ha tenido su minuto de gloria esta mañana en la Cadena Cope) parezca que les cuesta un poco. El Heteropatriarcado es "un sistema sociopolítico en el que el género masculino y la heterosexualidad tienen supremacía sobre otros géneros y sobre otras orientaciones sexuales". Aclarado este punto, cabe entender su relación con machismo y homofobia, algo que tampoco parecía estar claro. Decenas de personas me asediaban preguntando acerca de la relación entre el machismo y la homofobia ("pues yo tengo amigos gays machistas", "una mujer puede ser homófoba" y demás). Ya he comentado en algún otro post que considero que la homofobia está directamente relacionada con el machismo. Si bien puede resultar exagerado (aunque solo basta con entender el concepto "rol de género", del que también he hablado), lo que sí es evidente es que ambas "fobias" pueden interrelacionarse o no, pero ambas tienen un origen común, el heteropatriarcado.

Pero, ¿qué papel tiene aquí el Islam? Se acusaba a Garzón, y a todo aquel que le apoyáramos, de ignorar el principal problema y proteger el yihadismo. Obviamente el acto fue perpetuado por ISIS (ellos mismos lo han reconocido, aunque Obama sea cauto), pero esto no significa que no sea fruto del heteropatriarcado. Lo que hay que entender, es que las religiones han moldeado tradicionalmente la moral de la sociedad, y la han encauzado siguiendo un camino concreto: un camino misógino y extremadamente homófobo. Algunos pueden decir que en los países occidentales eso no pasa, que es cosa del Islam, pero solo hay que leer declaraciones del Obispo Cañizares o los datos de las agresiones a homosexuales en Madrid para ver que no es así. En España, el delito de odio mayoritario es el homófobo. Obviamente el acto terrorista es un extremo, pero no sirve para cambiar el origen. El movimiento Yihadista está conformado por fundamentalistas (así como las teocracias saudíes, donde hay graves persecuciones a homosexuales y una sumisión brutal de las mujeres) que llevan al extremos la moral y la ética del Islam: lo manipulan e interpretan para justificar sus actos, actos de odio contra todo aquello que no concuerde con dicha moral y dicha ética.

Se habla de odio a Occidente para justificar que no es heteropatriarcado, sino extremismo islámico. Sin embargo, se obvia que tanto en números absolutos como porcentuales, la cuantía de víctimas de origen musulmán respecto a los occidentales es muchísimo mayor. Por otro lado, el ataque de Orlando no fue un simple ataque a Occidente; tanto el padre como su novia y conocidos han admitido el carácter homófobo y violento del sujeto (ella incluso ha reconocido agresiones hacia ella por su parte). Resulta curioso que, a pesar del gran número de clubs que podemos encontrar en Orlando, el ataque fuese precisamente en un local gay.

En conclusión, si bien es evidente que el detonante del ataque fue el islamismo radical, no hay que dejar de lado el hecho de que todas estas religiones que influyen en la moral de la sociedad son las que inculcan los valores de machismo y homofobia que conforman el heteropatriarcado.

domingo, 5 de junio de 2016

Feminismo en perspectiva #2: Sexismo en El Hormiguero


No es nuevo el sexismo en televisión. De hecho, es bastante abundante. Siendo mujer, se premia más un buen físico que la capacitación que se pueda tener a la hora de participar en un programa de televisión, y vende más el estereotipo de mujer florero que de mujer autosuficiente y empoderada.

Sin embargo, la semana pasada se pudo ver en El Hormiguero un espectáculo lamentable, no solo por su dudosa gracia, sino por el machismo que traía consigo. Es el siguiente:


Tras la emisión del vídeo, y la sintomática queja y denuncia de algunos tuiteros, se vieron reacciones de todo tipo. Sorprendía, debido a lo evidente que parece ser el machismo en este caso, la gran cantidad de gente defendiendo el vídeo y negando el machismo del mismo.






"¿Vergonzoso por qué?", se pregunta uno. "A las mujeres no las obligan a hacer esto" o "es solo humor". Bien, dejando de lado el tremendo argumentario (he llegado a leer "yo soy mujer, y esto no es machista") tratemos de entender por qué es machista. Resulta muy sencillo. En primer lugar, se caricaturiza al hombre como un ser pendiente las 24 horas de las mujeres, un baboso cuya única preocupación en primavera es poder ver las piernas o escotes que las mujeres puedan enseñar debido al calor. Es decir, enclava al hombre dentro del rol que el patriarcado le asigna. Ya hablamos en el anterior post de cómo los hombres que se salen de estos estereotipos generan extrañeza e incluso rechazo por otros hombres. Por otro lado, la cosificación de la mujer es brutal. La alternanza de imagenes de culos y tetas ocupa la pantalla durante casi todo el vídeo (alternándolas, en un burdo intento de hacer reír, con imágenes de culos de perros). Mujeres objeto que únicamente pueden aportar eso a la sociedad, su cuerpo. Mejor calladitas, no sea que sí tengan algo que decir.

Por qué sí, es solo humor. Y sí, evidentemente el humor no debería tener límites. Pero estamos hablando de un programa en Prime time, con índices de audiencia muy elevados y que ven las generaciones más jóvenes con mucho interés. Es obvio que la educación ha de ser en igualdad, y este tipo de estímulos en edades tempranas no hace ningún tipo de favor a ello.